La música medieval, compuesta durante el periodo de la Edad Media en Europa, estaba destinada exclusivamente a uso religioso. De hecho se componía exclusivamente para fines espirituales y era de uso habitual en iglesias y monasterios. Cada zona de Europa, desarrolló sus propios cantos y la forma en la que se interpretaban y se usaban en las liturgias, dando lugar a un amplio abanico de estilos y posibilidades, que ayudaban por un lado a la labor de evangelización (dado el analfabetismo generalizado en ese periodo, lo habitual era pregonar con música para que el mensaje calara mejor en las personas) y por otro a hacer mucho más llevadera la liturgia en las iglesias, ya que se llevaba a cabo en latín y la mayoría de la población no lo hablaba.
Pero también sirvió para ayudar a determinadas órdenes religiosas a llevar su vida monacal de una forma mucho más liviana, sirviendo sus cánticos para animar el espíritu o sencillamente para entrar en el estado de meditación y tranquilidad necesarios para la oración y demás ejercicios espirituales.
Uno de los estilos más conocidos de estas formas musicales, es el canto gregoriano. Prácticamente desde los inicios, la música cristiana fue una oración cantada. Pero se diferenciaba de las músicas puramente populares, en que debían cantarse con devoción y con el sentimiento de estar dirigiéndose hacia Dios. No había instrumentación o acompañamiento al texto cantado, ni musical ni rítmico. Solo las diversas voces que conformaban la oración formaban parte de la pieza musical. Se cantaban a cappella. Estas piezas nunca se improvisaban y sus partituras eran registradas preciosamente sobre papel en los propios monasterios.
El canto gregoriano ha tenido un gran impacto en la música occidental. El actual pentagrama donde se escribe la música desde el renacimiento, deriva directamente del utilizado en los monasterios en la Edad Media.
Pero fue a principios de 1990, cuando el canto gregoriano traspasó las gruesas paredes de los monasterios y se instaló en la música popular… y hasta llegó a lo más alto de las listas de éxitos de la época. El músico alemán Michael Cretu, creó un nuevo proyecto musical al que denominó Enigma. Un adelantado a su tiempo y el primero en construir su propio estudio de grabación en casa completamente digital, utilizando para la grabación musical de su proyecto samples vocales. Utilizando esta innovadora tecnología (que hoy día es utilizada por todos los estudios y producciones existentes), Cretu creó una mezcla hasta entonces imposible de imaginar; cantos gregorianos y ritmos electrónicos. Enigma llegó a vender más de 70 millones de discos en todo el mundo y fue considerado uno de los proyectos musicales más importantes de la década. Esto popularizó masivamente el canto gregoriano y fue tal el impacto, que empezaron a comercializarse discos de este estilo tradicional religioso, pero de forma totalmente pura, tal y como se interpreta en los monasterios. Los monjes de Santo Domingo de Silos se hicieron muy famosos y realizaron las primeras grabaciones profesionales (siempre en su monasterio), llegando a ser todo un éxito de ventas en Estados Unidos.
La música no conoce fronteras y este es un ejemplo increíble, de cómo una estilo musical tan antiguo como este y destinado exclusivamente al ámbito religioso, puede convertirse en popular y consumido masivamente por el gran público de la noche a la mañana. Bueno, y con ayuda de ritmos y tecnología. Si esto debería haber ocurrido o supuso un sacrilegio al sentido primero del canto gregoriano, es algo que dejamos a tu decisión.