¿Quién no ha oído alguna vez a su abuela cantarle a las plantas mientras las riega? Posiblemente este hecho nos provoque una sonrisa, ya que no vemos la relación directa que la canción tarareada pueda ejercer sobre la planta. ¿Qué tal si te contamos que científicamente está demostrado que la música afecta directamente al crecimiento de las plantas?
Y es que desde los tiempos de Mozart, que se sentaba delante de su planta predilecta a interpretar música esperando alguna reacción que nunca llegaba, son muchos los estudios que se han llevado a cabo para determinar si la música es capaz de ejercer algún tipo de reacción en los vegetales. Las pruebas definitivas llegaron cuando en la década de los 60, un agente de la CIA llamado Cleve Backster, decidió enchufar una planta de su hogar a un polígrafo. Durante semanas estudió los resultados que arrojaba el polígrafo al poner música mientras regaba y otra serie de acciones, y los resultados fueron esclarecedores. La planta emitía señales eléctricas positivas cuando sonaba música agradable y señales eléctricas negativas a los gritos y actitudes violentas. ¿Cómo es esto posible?
Aunque las plantas no tengan oídos ni orejas, son capaces de detectar los sonidos ambientales a través de las vibraciones que llegan a sus tallos y hojas a través del aire. Y es que todo sonido produce una vibración, que la planta recoge y como todo ser vivo, reacciona a los estímulos recibidos. Cuando la planta conectada a los electrodos del famoso polígrafo y emitía señales eléctricas negativas a sonidos violentos, estas señales son las mismas que emitimos nosotros los humanos cuando por ejemplo, sentimos miedo. ¡Increíble!
Ya en la década de los 70, y con estas pruebas en la mano, se realizaron pruebas que arrojaron resultados sorprendentes. Se comprobó que el heavy metal o la música electrónica, no es del agrado de las plantas, que tienden a “escapar” de estas vibraciones creciendo hacia arriba y con hojas más pequeñas. La música que se toca en el sur de la India, tiene en cambio un efecto casi mágico en las plantas, estimulado su germinación, creciendo de manera mucho mayor que las que no han estado expuestas a este tipo de música. Es más, la exposición prolongada a sonidos no armónicos y violentos, es capaz de matar a la planta… ¡en sólo dos semanas!
Con todos estos estudios y el conocimiento tan extenso que se tiene ya sobre este apasionante descubrimiento, cada vez son más las empresas de producción vegetal las que se animan a introducir estímulos sonoros adecuados en sus instalaciones. En Italia ya existen viñedos que utilizan la música para aumentar la cantidad y acelerar la maduración de sus uvas para extraer el mejor vino posible.
Como ves, un mundo apasionante. Nunca dejará de sorprendernos el efecto que la música provoca en nosotros y en nuestro alrededor. Por eso en Motiva, somos especialistas en dotar de la sonoridad adecuada a tu negocio.
