Un experimento se ha llevado a cabo en las bodegas jerezanas Marqués del Real Tesoro y Valdespino, durante los últimos años. El departamento de I+D decidió instalar un hilo musical en las bodegas, emitiendo una música basada en la secuencia genética de la levadura de flor: la responsable de crear una fina película que protege al vino de la oxidación, impidiendo el contacto del fino con el aire del interior de la botas de madera de roble en las que descansa. Durante 30 minutos, cada hora y siempre en horario diurno, esta curiosa sintonía ha resonado en las bodegas para asombro de propios y extraños.
Esta levadura ya ha dado muestra de su eficacia a la hora de obtener estupendos resultados en el caldo final, gracias al olor y color que ofrece al vino, por lo que este experimento trata de estudiar si es capaz de reaccionar a estímulos sonoros. Para ello se ha extraído la secuencia del gen que en la levadura determina la aparición de esa fina película protectora. Los primeros resultados, muestran que el vino expuesto a la música desarrolla en 15 días ese velo de flor de manera más homogénea que el caldo no expuesto. Por lo que gracias a la música, el período de crianza de este vino, a partir de ahora puede ser mucho menor. Lo normal es que este caldo permanezca en bodega por tres años. Tras esta investigación, se cree que se podrá reducir su crianza a dos años, pudiendo darle salida comercial al vino de forma más rápida, consiguiendo mayor rentabilidad.
No es la primera vez que se experimenta con música en la crianza de vinos.El enólogo norteamericano George Hanson, está convencido de que la vibración y frecuencia característica del sonido de la música clásica mejora la calidad del vino especialmente en su proceso de crianza. La crianza de los vinos de su bodega se realiza haciendo sonar este género musicala través de diferentes altavoces de sonido envolvente. Según Hanson, esta vibración producida por las ondas hertzianas o electromagnéticas se mueven a través de cualquier medio y son capaces de afectar al comportamiento de las moléculas que forman parte del proceso de crianza del vino.
Una vez más, queda demostrado el poder que ejerce la música en tan variados ámbitos de la vida: desde el ámbito comercial, incentivando las compras en un supermercado, a experimentos en laboratorios farmacéuticos. La música es la única capaz de influir en nuestro estado de ánimo, nuestros sentimientos, nuestro cerebro… e incluso es capaz de acelerar la crianza de un vino.
La música nunca dejará de sorprendernos y por eso, en Motiva, es todo un placer poder trabajar con ella.