El aplauso. Ese acto ruidoso de hacer chocar las dos palmas, símbolo de aprobación tras presenciar una obra de teatro, un concierto o un discurso pero también como expresión de agradecimiento u homenaje de personas fallecidas o de aquellas que realizan labores que nos conmueven como grupo social.
Es en estos momentos una rutina diaria para muchos como símbolo de ese agradecimiento y homenaje, sobre todo hacia colectivos que durante esta crisis del Coronavirus han sido considerados héroes: como sanitarios, barrenderos, fuerzas de seguridad, personal de supermercados, etc. Y cuanto más prolongado y ruidoso sea este, mayor aprobación e intensidad emocional se está transmitiendo.
El aplauso también puede realizar una función social como elemento de comunicación no verbal. Ello está ocurriendo durante estos habituales aplausos de las 20h en los balcones de las casas. Los vecinos salen a aplaudir y durante su ejecución observan a otros vecinos que sonríen creándose una unión en torno a un acto sin palabras pero que contiene un mensaje con una gran carga emocional.
Y es que, tantas ganas tiene la gente de aplaudir que, en muchos lugares, el aplauso se adelanta unos minutos provocando incluso el enojo de algunos vecinos.
Pero, ¿Cuál es el origen del aplauso? Pues es tan antiguo como el ser humano y depende de las culturas.
Los Griegos solían vitorear y aplaudir para expresar aprobación y los romanos tuvieron un ritual para las representaciones públicas, expresando diversos grados de aprobación mediante el golpeo de los dedos, palmadas con la mano plana o hueca, o agitando el faldón de la toga. Posteriormente,el emperador Aureliano sustituyó esos rituales por pañuelos que distribuyó entre el pueblo.
En el teatro romano, al final de la obra, el protagonista gritaba ¡Valete et plaudite! y la audiencia, guiada por un corego no oficial, coreaba su aplauso antifonalmente. Esto a menudo era organizado y remunerado.
¿Sabías que el aplauso más largo registrado tuvo lugar en 1991, duró 80min y fue para Plácido Domingo tras interpretar Otelo de Verdi en Viena pasando a formar parte del libro Guiness en 2014?
En la música, el sonido de un aplauso es usado como un recurso rítmico dentro de la composición de canciones englobado en el campo de los ritmos. Su función resulta motivadora y excitante. Anima a bailar y a moverse, para lo cual quizá influya ese uso histórico que ha tenido de aprobación. En estilos musicales como el Flamenco, las palmas son directamente un instrumento más, tan importante en el conjunto como la guitarra o las voces.
Canciones como Hey Ya de Outkast, We will rock you de Queen, Malamente de Rosalía , Go it alone de Beck , Dog days are over de Florence + The Machine, 15 Step de Radiohead o I want to hold your hand the Beatles,son claros ejemplos de su extendido uso en diferentes estilos musicales y del efecto motivador que aporta a la melodía cuando aparecen.
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